La Jornada Editorial La Jornada 17 de mayo de 2025

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EU: belicismo y precipicio fiscal

El Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes rechazó por 16 votos a favor y 21 en contra el «Único, Grande y Hermoso Proyecto de Ley», el paquete de cambios fiscales promovido por el gobierno de Donald Trump que incluye la propuesta de un impuesto de 5 por ciento a las remesas por parte de todos los trabajadores extranjeros en suelo estadunidense.

Como se destacó en este espacio, el gravamen a los envíos de dinero de las comunidades migrantes impactaría a millones de personas, en particular en naciones con agudas carencias, por lo que la derrota temporal de esta medida del trumpismo para castigar a los sectores más vulnerables supone un motivo de alivio para las familias y las poblaciones receptoras de remesas, sin embargo, sería prematuro cantar victoria, pues los cinco diputados republicanos que se rebelaron contra el proyecto de su partido son radicales de derecha que exigen recortes presupuestales mayores a los contemplados. Por lo tanto, las negociaciones de este bloque con sus correligionarios podrían ser el preludio de lo peor: impuestos a las remesas junto a un mayor desmantelamiento del exiguo gasto social y nuevos despidos en las instancias gubernamentales encargadas de ciencia, protección al medio ambiente y combate al cambio climático.

Mientras los legisladores debaten, la calificadora Moody’s retiró a Estados Unidos la máxima calificación crediticia y la redujo en un escalón, tal como hicieron hace tiempo las otras dos grandes calificadoras, Standard & Poor’s y Fitch. La decisión se tomó debido al enorme déficit presupuestario gubernamental, las altas tasas de interés y la ausencia de iniciativas creíbles para equilibrar el gasto con los ingresos. La realidad es que si estas agencias evaluaran a Washington con los mismos parámetros aplicados a los países en desarrollo o que no son del agrado de los grandes capitales, su grado crediticio sería mucho más bajo por el absoluto descontrol con que la Casa Blanca imprime dólares y toma deuda.

El diagnóstico es muy claro: desde la instauración del neoliberalismo en la presidencia de Ronald Reagan, el desorbitado gasto militar ha ido de la mano con recortes de impuestos cada vez más generosos a los ricos y ultrarricos, con lo que el despliegue imperial ha pasado de ser oneroso a insostenible. Tanto Trump en su primer mandato como su sucesor Joe Biden rompieron cualquier dique fiscal con programas de ayuda durante la pandemia y transferencias de recursos públicos a las grandes corporaciones, y en su recién iniciado segundo periodo el magnate amenaza con llevar la situación a punto de quiebre con nuevas reducciones impositivas y un incremento sin precedentes del presupuesto de defensa, el cual podría superar el millón de millones de dólares. Sólo en la modernización de las fuerzas nucleares se planea despilfarrar otro trillón en el transcurso de una década.

Debe señalarse que los muy publicitados esfuerzos de «austeridad» y eficiencia del gasto gubernamental por parte del trumpismo representan cifras meramente testimoniales en términos del presupuesto, pero que harán un enorme daño a millones de personas y llevarán a un deterioro irremediable de la calidad de vida de las mayorías, que ya es deplorable frente a otras naciones ricas en rubros como educación, salud, seguridad social e infraestructura.

Lamentablemente, las dimensiones de la economía estadunidense y la posición hegemónica de Washington en los asuntos globales significan que los efectos perniciosos de un eventual default (impago de la deuda) y del rampante empobrecimiento de las mayorías no se quedarán dentro de la superpotencia, sino que afectarán al planeta entero.