No, la gobernadora no perdió en Veracruz. Al contrario.

El Baldón: José Miguel Cobián

 

Cuando leo y veo que Morena fracasó en Veracruz y también en Durango, y que le achacan el fracaso a la gobernadora Rocío Nahle y a la presidenta Claudia Sheimbaun, me pregunto si todos estamos viendo la misma película. Y lo digo, porque a veces si tu partido pierde tú ganas, y si tu partido gana, tú pierdes.

 

Veamos los antecedentes, y me voy a enfocar a Veracruz nada más, porque en donde me leen no les importa mucho Durango.

 

Cuando se seleccionaron candidatos, Rocío tenía su lista para los doscientos y pico de municipios. Ella como jefa política del estado, tenía claro quién quería que fuera candidato, sobre todo en los municipios donde su partido tenía más probabilidades de ganar. Peeeeero: Desde la ciudad de México Andy decidió y Luisa María acató, que quienes pondrían a los candidatos serían personajes del altiplano, no de la costa.

 

Así, de un plumazo, pasaron por encima de la jefa política en Veracruz. Si analizamos que a Claudia la tienen amenazada con la revocación de mandato, entendemos que ella no podrá ser independiente, sino hasta que pase la fecha límite. Pero de ninguna manera le gusta la idea de que le impongan como candidato a sucederla al propio Andy, pero se aguanta hasta que sean los tiempos. Ella sabe que conforme al derecho divino de los presidentes de México, ella debe ser quién decida quién será su sucesor.

 

Así, de entrada las derrotas de morena se le cargan al propio Andy a nivel nacional, lo cual debilita su posibilidad de heredar el cargo de su señor padre, ya que contó con recursos y toda la estructura del partido para hacer ganar a sus candidatos en los dos estados.

 

Volviendo a Veracruz, en todos los municipios en que le impusieron candidatos, la gobernadora actuó como una verdadera demócrata. Dio la orden de no mover un dedo, la estructura de servidores de la nación, los taxistas, los movilizadores en general, recibieron la orden de descansar el domingo. Únicamente en municipios dónde los aspirantes a la alcaldía se acercaron previamente a la gobernadora, hubo cierto grado de movilización, pero no lo que se esperaba, considerando el número de beneficiarios del ¨bienestar¨.

 

Al dejar a cada candidato a merced de los vientos de la voluntad de quienes quisieran salir a votar, fue una prueba de fuego para cada aspirante. Aquéllos que consideraban que por la franquicia ganarían la elección, de repente se enfrentaron a la triste realidad, tendrían que competir por sus propios medios.

 

Muchos candidatos se confiaron en la famosa capacidad de movilización de morena, heredada de nuestro amado PRI de los setentas. Resultó que no, no hubo tal. Y como todos sabemos, para ganar una elección se necesita sacar al votante de su círculo de confort y casi obligarlo a acercarse a las urnas. Con eso, muchos de los que teóricamente ganarían la elección, resultó que no, que a

fin de cuentas perdieron. En unos pocos lugares, arrebataron, para continuar con el control político del municipio, pero en su mayoría se respetó la voluntad popular.

 

Dicho lo anterior, a los ojos de quienes importan en la estructura del partido en el poder, ni Rocío Nahle ni Claudia Sheimbaun perdieron en la elección, perdieron quienes tomaron las decisiones, quienes las hicieron a un lado, y serán ellos quienes tengan que responder.

 

Mientras tanto, la posición política de Rocío Nahle crece dentro de su propio partido, y avanza en el proceso de afianzar el poder en Veracruz, poder que le disputa medio mundo, no sólo el CEN de Morena, sino también Adán Augusto con sus alianzas con el grupo político más fuerte dentro y fuera del PAN. Por ello, la férrea pelea que está dando Morena en Boca del Río. En cuanto al puerto de Veracruz, siempre tendremos la duda de si se cedió en un acuerdo oscuro, o si de verdad ganó limpiamente morena.

 

La jugada de la presidenta y la gobernadora es impecable. No hicieron nada malo. Nada incorrecto. Dejaron que el agua fluyera bajo el puente, y ese flujo afectó a sus rivales políticos de una manera que jamás se imaginaron.

 

Mientras MC aumenta su presencia en número de municipios y se perfila para ser la segunda opción de Rocío, en caso de que en Morena no respeten su investidura.

 

Si analizamos cuántos habitantes gobierna cada partido, veremos que Morena sigue controlando la mayoría de las ciudades importantes, y es quién gobierna a un mayor número de habitantes a nivel municipal. Mientras que la oposición, salvo en Boca, Poza Rica y Orizaba, se queda con la morralla de los municipios más pequeños y con menor presupuesto. Tampoco sabemos cuántos de esos futuros alcaldes cambiarán de bando una vez que lleguen al poder, así que el poder político de la gobernadora sigue incólume, e incluso, quizá hasta se incrementó significativamente gracias a los resultados de los comicios que todo el mundo relaciona con derrota para ella.