¿Qué es el racismo y por qué el caso de #LadyRacista lo expone?

El racismo puede presentarse de forma individual al agredir a otra persona por su tono de piel, pero también en la restricción de acceso a derechos por esta misma característica.

Por: Diana Soto

En las calles de la Ciudad de México, una mujer agredió a funcionarios del gobierno llamándolos “naco”, “indio” y “negro”. El video circuló en internet y los usuarios apodaron a la protagonista como #LadyRacista, a pesar de que ella niega tener este tipo de actitudes.

Para entender qué es el racismo y cómo afecta a las personas, consultamos a varias especialistas en temas de desigualdad y derecho.

“Hay personas que dicen que no son racistas, porque saben que eso les pondría una etiqueta negativa. No pueden asumir públicamente este pensamiento racista, pero tienen las actitudes, la ideología y tienen prácticas racistas permanentes”, dijo Blanca Mejía Acata, maestra en Estudios Latinoamericanos.

Personas con la piel no blanca ven limitadas sus oportunidades, derechos y acceso a servicios, por una concepción de “raza” que actualmente es obsoleta, pero que sigue viva y normalizada en la sociedad.

Esta discriminación incrementa en grupos históricamente marginados, explicó la abogada Guadalupe Ramos Ponce de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Entre ellas, las poblaciones indígenas, afrodescendientes, mujeres o personas en situación de pobreza.

Para la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, el Inegi utilizó la escala cromática del Proyecto Etnicidad y Raza en América Latina (PERLA, por sus siglas en inglés), que establece distintos tonos de piel de la letra A a la K del abecedario, siendo la A el más oscuro y la K el más claro.

Las especialistas destacaron que actualmente hay un fortalecimiento de la ultraderecha y el supremacismo blanco que refuerza prácticas racistas alrededor del mundo.

El racismo no solo es una acción individual

El racismo puede presentarse, por ejemplo, de forma individual (ejercido por una sola persona), institucional (impidiendo el acceso a oportunidades de educación, salud, justicia, etc), estructural (donde las estructuras sociales, políticas y económicas perpetúan esquemas donde hay personas más valiosas que otras), por mencionar algunas de ellas.

Todas estas expresiones son parte de lo que se conoce como racismo, que en una u otra medida perpetúan la desigualdad y la discriminación por el tono de piel.

“Muchas veces cuando pensamos en racismo nada más, sin ponerle el apellido de estructural, pensamos en que yo específicamente traté mal a alguien en función de su color de piel o de sus rasgos (…) pero hay otras formas también más útiles en las que se puede ejercer el racismo y que contribuyen al racismo estructural sin que sea necesariamente una grosería”, dijo, por su parte, Rodríguez Leal Isla.

¿Cuál es el origen del racismo?

Las especialistas ubican el origen de este fenómeno en América Latina con la llegada de los europeos al continente, quienes, no solo colonizaron la zona, cuestionaron la humanidad de los habitantes del territorio y establecieron la superioridad de las personas blancas a través de prácticas colonialistas como el racismo.

En este sentido, esquemas como las castas en la Nueva España, que destacaban una supuesta pureza de sangre y origen, mantuvieron “esta impresión de que las personas más blancas son más puras de sangre y tienen más derechos y acceso a oportunidades, Mientras que entre más moreno eras, entre más melanina tenía tu piel, entre menos pura era la sangre, te iban como degradando”, destacó Mejía Acata.

Las prácticas del racismo se mantienen en el ideario social y se transmiten de generación en generación, un suceso que la abogada de la UdeG invita a no pasar por alto, ya que responde a cómo se siguen construyendo las relaciones sociales, culturales, políticas, económicas, jurídicas, entre otras.

Incluso, el concepto “raza” en el ser humano ha sido descartado por la comunidad científica desde hace años.

En 2019, la Sociedad Zoológica Alemana publicó la Declaración de Jena, que sostiene que la idea de “raza” se ha utilizado para justificar prácticas racistas, la persecución, la esclavitud y el asesinato a pesar de ser “resultado del racismo y no su prerrequisito”.

En este sentido, la “raza” es un término que ha sido utilizado para clasificar personas e imponer erróneamente que hay humanos biológicamente mejores que otros, basado en ideas colonialistas y rasgos físicos.

Esto a pesar de que desde el 2000, el Proyecto Genoma Humano dio a conocer en la revista Nature que todos los seres humanos pertenecemos a una misma especie y compartimos el 99.9% del ADN, mientras apenas el 0.1% restante varía entre cada individuo. 

“Las  características  externas,  como  el  color  de  la  piel,  que  se  utilizan  para  la  clasificación  tipológica  o  en  el   racismo  cotidiano,  son  una  adaptación  biológica  muy  superficial  y  fácilmente  modificable  a  las  condiciones   locales.  El  color  de  la  piel,  por  sí  solo,  ha  cambiado  repetidamente  a  lo  largo  de  las  migraciones  humanas,   volviéndose  más  oscuro  o  más  claro  según  la  luz  solar  o  la  dieta  local”, señala la declaración.

Aunque ha habido avances jurídicos y sociales entorno al racismo, en la práctica social se mantienen dichos, frases, apodos, acciones personales e institucionales que perpetúan la discriminación racial en México y el resto del mundo.