
Adán, Huerta y Yunes: senadores en fuga
Perfilando Iván Calderón
La coordinación en el Senado de la República de Adán Augusto López Hernández está al borde del colapso. La figura del tabasqueño, que hasta hace poco era intocable, se ha convertido en un lastre político para la 4T, y su eventual papel como líder parlamentario de MORENA hoy es inviable.
Le explico.
El escándalo del huachicol y su conexión con personajes del crimen organizado como el temido “Comandante H”, líder de La Barredora (actualmente prófugo de la justicia) ha salpicado directamente a altos mandos políticos. Pero, en especial, ha alcanzado al propio Adán Augusto.
Los rumores de que el exsecretario de Gobernación otorgó protección institucional a redes de robo de combustible no son nuevos. Lo que sí es nuevo es que ahora vienen acompañados de testimonios, documentos y narrativas sólidas que lo colocan peligrosamente cerca del epicentro. El Comandante H, señalado por controlar rutas del huachicol en el sureste y por vínculos con ejecuciones, secuestros y lavado de dinero, es un personaje incómodo que sabe demasiado.
¿Y qué tiene que ver esto con el Senado? ¡Todo!
Porque si el nombre de Adán sigue apareciendo ligado a estas cloacas, el costo político sería brutal para el nuevo gobierno, mientras que la presidenta Claudia Sheinbaum no puede permitir que su grupo parlamentario esté encabezado por alguien con nexos tan turbios.
Y como en política las caídas nunca vienen solas, Adán arrastrará consigo a quienes se colgaron de su figura como si fuera tabla de salvación: Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Miguel Ángel Yunes Márquez, senadores por Veracruz, ambos con una imagen deteriorada hasta el hartazgo y políticamente sostenidos bajo las faldas del tabasqueño.
Huerta, sin estructura. Yunes, cargando toneladas de desprestigio. Ambos se están hundiendo en el mismo caudal de lodo, justo cuando su padrino político enfrenta acusaciones directas por las acciones de su ex secretario de Seguridad Pública cuando fue gobernador… y hasta el momento no ha dado la cara.
La coordinación de Adán Augusto está en duda. Y con ella, también se tambalean sus rémoras.
La señal desde Palacio aún no llega con claridad, pero algo es seguro: El Senado no puede ser dirigido por quien huele a gasolina robada, ni acompañado por senadores en fuga que ya nadie quiere ni en Veracruz.
Veremos.