Por:

IMPRONTA     Carlos Miguel Acosta Bravo*

La declaración de Kristi Noem, Secretaria del Interior del gabinete de Donald Trump , cuestionando el aliento que según ella la presidenta Claudia Sheinbaum había dado a la realización de manifestaciones en Los Ángeles, es un reflejo de la complicada relación diplomática que ésta viviendo el Gobierno de México y el de Estados Unidos. Esta  provocó la inmediata respuesta  de la titular del ejecutivo federal desmintiendo el apoyo a las manifestaciones violentas y precisó que la declaración de Noem era errónea y totalmente falsa.

Esta situación puso a la luz las contradicciones al interior del Morenismo, por un lado el ala diplomática del gobierno de Claudia Sheinbaum y por el otro el ala dura del Obradorismo. Esto también permite conocer el conflicto que existe entre el expresidente AMLO y la presidenta Claudia Sheinbaum, pues ella personalmente tuvo que disuadir a grupos afines que buscaban manifestarse en la embajada de EU en México.

Las revueltas callejeras de los últimos días con la bandera de México como estandarte en Los Ángeles,  con saldo de seis taxis incendiados y cinco patrullas calcinadas en el estado más importante por la economía de la Unión americana evidencian la crisis migratoria, y en paralelo la confrontación del presidente Donald Trump con  Gavin Newsom gobernador del estado más liberal y bastión de los demócratas desde hace 33 años y el más rico santuario de inmigrantes por décadas.

Juan Ramón de la Fuente Ramírez, Secretario de Relaciones Exteriores (SRE), informó que al  9 de junio de 2025 , se tiene el registro que 42 personas de origen mexicano que han sido detenidas en las redadas que se vivieron en Los Ángeles, California, y aseguró que la mayoría se encontraba trabajando y las cámaras presentaron el abuso y maltrato físico para quienes su único pecado es asistir a trabajar. No es casualidad que Donald Trump haya puesto a Los Ángeles en la mira,  es una de las ciudades más diversas de Estados Unidos y encarna como ninguna otra el ideal de una sociedad global y le permite mostrar de manera pública y por demás notoria y escandalosa su voluntad de cumplir con sus electores. Es, además, la gran ciudad hispana de Estados Unidos.

El periodista León Krauze en su artículo publicado en El Universal apunta: cerca del 47% de los Angelinos se identifican como hispanos. Paramount, el suburbio obrero y mayoritariamente latino donde al menos 20 personas fueron arrestadas el sábado, es 82% latino. La ciudad tiene una enorme diversidad lingüística: el 60% de sus habitantes se comunica en español, coreano, armenio o una larga lista de idiomas. Únicamente el 40% habla solo inglés. Esta diversidad es el reflejo más claro de la identidad de la ciudad.

Tiene la mayor población nacida en el extranjero de todo el país. Hay residentes provenientes de al menos 130 países. Casi el 40% de los angelinos son inmigrantes. Es la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo. La mayor comunidad salvadoreña fuera de El Salvador. La mayor comunidad coreana fuera de Corea. Lo mismo puede decirse de guatemaltecos, hondureños, filipinos, armenios y muchos más.

Para Trump y muchos de sus seguidores, esta pluralidad representa una amenaza. Pero se equivocan. Porque esa pluralidad es precisamente la fuente de su fuerza: su fuerza cultural y su fuerza económica. La suya y la del país entero de la cual incluso Trump es representante.

Si California fuera un país, sería la quinta economía del mundo. Y esa fortaleza se debe, en gran medida, a los inmigrantes originarios de distintos países del mundo. Más allá del discurso político, los números revelan con claridad lo que cualquiera que haya vivido en Los Ángeles sabe: sin inmigrantes, California simplemente no funcionaría. En 2023, ocuparon el 38% de todos los empleos en el área metropolitana de Los Ángeles. Un tercio de los trabajos en California está en manos de personas nacidas fuera del país. Su impacto económico es profundo: los inmigrantes generan cerca del 32% del PIB estatal —más de 715 mil millones de dólares al año—. En Los Ángeles, la comunidad aporta casi 40 mil millones en impuestos. El 28% del ingreso total de California proviene de hogares inmigrantes. Uno de cada tres propietarios de pequeñas empresas en el estado es inmigrante. Perseguirlos es un acto de profunda injusticia e ingratitud. Y representa un asalto irracional a la prosperidad económica.

Krauze concluye: viví en Los Ángeles durante más de una década. Tuve el privilegio de trabajar desde la comunidad hispana. Sé por qué está en Estados Unidos: busca trabajo honesto, una vida mejor para los suyos, una educación para sus hijos.Recuerdo incontables historias de jóvenes que fueron los primeros en su familia en graduarse de preparatoria o universidad. Hijos de jornaleros, campesinos, gente que una generación atrás vendía leña en algún pueblo de México y hoy abrazan a sus hijos licenciados.

Las familias buscan crecer y seguir adelante trabajando. Esa es la comunidad que hoy es perseguida. Una comunidad que, a pesar de no tener acceso a la residencia o ciudadanía, paga sus impuestos y enseña a sus hijos a pertenecer, a agradecer a este país. Los  inmigrante manifiestan gratitud, pero nunca  rechazo a Estados Unidos. Al contrario: solo gratitud, solo deseo de pertenecer. México necesita impulsar la protección de los derechos de los migrantes y buscar una narrativa más conciliadora que no continué confrontándola con el gobierno estadounidense y particularmente con un presidente norteamericano ávido de notoriedad y que busca cumplir a toda costa las promesas realizadas a su electorado. Necesitamos también generar empleos bien remunerados en México que eviten que nuestros jóvenes en plena edad productiva se aventuren al sueño americano por deseos de superación que nuestro país no puede ofrecerles.

cacostabravo@yahoo.com.mx

*Maestro en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual ha formado parte del cuerpo de maestros de la licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac de la CDMX.