Centro Estambrero de Xalapa, más de 60 años tejiendo historias de vida y amistades
Atendido por las hermanas Gloria y Martha Carmona, en el lugar se tejen prendas, pero también historias de vida y amistades.
Por: Maribel Sánchez
En Clavijero 219, con 61 años de historia, se encuentra en Xalapa el Centro Estambrero, lugar de referencia para mujeres de distintas edades y de diferentes partes del estado que se reúnen para adquirir materiales, crear amistades, desbordar creatividad, imaginación y diseño, además de conocer las nuevas tendencias en moda.
Gloria y Martha Carmona Romano son las encargadas de cuidar el legado de su madre, una mujer guerrerense afincada en Xalapa que tuvo la visión de iniciar un negocio con retribución económica y grandes satisfacciones personales, pues aunque expenden los materiales, sus saberes sobre tejido los comparten en clases gratuitas.
Lo que inició en 1961 como una pequeña tienda frente a la parroquia del Calvario, en la calle Revolución, hoy se ha convertido en un refugio para quienes buscan más que un pasatiempo. Luego de 30 años en este lugar, vino el cambio a Clavijero.
La historia de este negocio está bordada con la vida de Gloria Romano Rodríguez, madre de las actuales encargadas, quien con tenacidad y una visión adelantada a su época supo ver en el tejido la oportunidad económica y una forma de ofrecer cobijo, formación y amistad.
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Sin redes sociales ni internet, viajaba a la Ciudad de México con frecuencia para traer a Xalapa las novedades que encontraba en su andar, y sus clientas esperaban con ilusión las novedades que llegaban cada ocho o quince días.
Esa pasión por la innovación sigue viva en sus hijas. “Ahora, gracias a la tecnología, traemos muchas cosas nuevas. Cuando cumplimos 50 años invitamos a maestras de México y Perú para dar cursos. Hemos estado en expos de manualidades, y eso nos da mucho orgullo”, cuenta Martha.
El tejido, explica, ha cambiado mucho: desde la creación de estambres inteligentes que generan figuras por sí solos, hasta la llegada de materiales turcos de alta calidad que permiten experimentar texturas y colores antes impensables.
Las agujas y ganchos también han evolucionado, pero lo que permanece es la magia de crear algo con las manos y el corazón, coinciden las hermanas en entrevista.
“Una vez que alguien aprende a tejer, tiene el poder de crear lo que quiera. Solo se necesita gusto y pasión. Muchas jóvenes están llegando sin saber, y aquí aprenden. Es bonito ver cómo lo retoman”, expresan.
Las clases gratuitas se imparten por las mañanas y las tardes. Cada día acuden entre 20 y 30 personas, algunas con décadas de asistencia continua. Aunque la gran mayoría de las alumnas son de Xalpaa, también las hay de Coatzacoalcos, Veracruz y Orizaba, por mencionar algunos municipios veracruzanos. Y no se trata solo de aprender a hacer una blusa, una bolsa o chaleco; se trata de compartir, expresan.
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íe, se acompaña. Se teje con amor, con música bonita y hasta con aromas relajantes”, dicen las tejedoras que tienen en exhibición algunos obsequios de sus alumnas.
La permanencia se refleja en la fidelidad. “Tenemos clientas de 20, 30, hasta 50 años viniendo aquí. Y muchas alumnas llegan toda la semana. Lo que más nos llena es ver cómo se van felices, orgullosas de haber terminado una prenda hecha por ellas mismas. Cada prenda es una entrega de amor, lleva el tiempo, la dedicación, la historia de quien la tejió”, comparten emocionadas.
Aunque el tejido ha sido históricamente vinculado a lo femenino y lo doméstico, en el Centro Estambrero se resignifica: se vuelve arte, forma de resistencia, vehículo de expresión. Las prendas que aquí nacen abrigan, narran, reconectan con la raíz, con la paciencia, con el tiempo propio.
Con un prestigio que se ha consolidado con el paso del tiempo, el Centro Estambrero es hoy también una escuela viva. Gloria Cabrera Romano es maestra certificada desde los 16 años, lo cual garantiza que las personas que asisten reciben una enseñanza seria, estructurada, y hecha con verdadera vocación.
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Cambian sus aparadores dos veces al año —en invierno y en primavera—, lo cual también habla de su preocupación por mantener vigente la estética del lugar, la curiosidad de quienes pasan por fuera y, sobre todo, el respeto por una clientela fiel que sabe que siempre encontrará algo nuevo.
“Para nosotras, esto ha sido la vida”, dice Martha Carmona. Y basta ver la calidez con la que saludan a cada visitante, el cuidado con el que explican una puntada, la alegría de ver una prenda terminada, para entender que, efectivamente, en ese rincón de Clavijero se venden estambres y, al mismo tiempo, se tejen vínculos, se resguarda la memoria, se celebra la creación.
El Centro Estambrero abre sus puertas de lunes a viernes de 10 a 13:30 horas y de 16 a 19 horas, y los sábados, solo en la mañana. En cada jornada, entre hilos y agujas, continúa escribiéndose esa historia que es también parte de la historia de la capital del estado de Veracruz.
