Conceptos que suenan bonito… pero que están ‘huecos’

Rene Lankenau

Ecos y Resonancias

Hace unos días recibí un comunicado de prensa de una de las nuevas marcas de autos de China que están aterrizando en México. Como todas, lo que buscan es que los medios de comunicación hablemos de ellas y puedan así empezar a posicionarse en un mercado que se ha vuelto muy, muy competitivo.

“Esta marca viene con una propuesta distinta, apostando por innovación, tecnología y una experiencia enfocada en el usuario desde el primer contacto”, decía el comunicado.

A ver.

No sé a ustedes, pero ese mensaje a mí me suena un poco hueco. ¿Por qué es distinta la propuesta? ¿Porque “está apostando por innovación, tecnología y una experiencia enfocada en el usuario”? ¿Que no es eso mismo lo que dicen absolutamente todas? ¿O hay acaso alguna marca de autos que hoy no diga que está enfocada en el usuario o que quiere distinguirse por innovación?

Muchas áreas de marketing y agencias de comunicación ya se acostumbraron a usar este tipo de generalidades para todo. Términos como “innovación”, “experiencia” y “enfoque en el cliente” se han convertido en una especie de muletilla, usados por todos y para todo.

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El resultado es que hoy ya no significan nada. Son conceptos que suenan bonito, que no van a ofender a nadie y que son perfectamente aceptables en un contexto de negocio.

El problema es que también terminan siendo conceptos ambiguos, que no generan ningún tipo de compromiso y, en consecuencia, que ya no sirven como un diferenciador.

Y sin un diferenciador, vaya que será difícil competir.

Ojo, que no estoy diciendo que la experiencia de los clientes no pueda ser una cualidad utilizada como diferenciador. Hay quienes sí han sabido transformarla en algo concreto, y para ello establecen procesos específicos y únicos, incluyendo muchas veces criterios de selección y de capacitación del equipo, e incluso esquemas de compensación basados en este concepto. Esto les permite sobresalir en sus respectivas industrias y por lo tanto, sí, sí son capaces de convertir la experiencia en un diferenciador.

Pero una cosa es construir algo así, y una muy diferente es simplemente hablar de experiencia. Y no nos engañemos: la gran, gran mayoría de las empresas solo van a usar la terminología indiscriminadamente.

En todo caso, esto implica también una buena oportunidad para quienes sí están dispuestos a echarle más ganas y tratar de posicionarse con base en los atributos y características que tienen y que saben que son importantes para sus clientes potenciales.

Regresando al comunicado que recibí. Yo no sé si esa marca en particular tiene diferenciadores específicos. Igual y sí. Lo que sí sé es que si sí los tiene, o no los sabe comunicar o peor aún, no le importa.

Esta es la columna número 26 que escribo para MILENIO. En la primera, en octubre del año pasado, hablé de cómo el mundo de los autos parecía que terminarían comportándose como el mercado de los electrodomésticos: aunque sí hay algunas marcas que son más prestigiosas que otras (pocas), lo más común en la actualidad es que la gran mayoría de los aparatos siguen un mismo estándar y no hay mucha diferencia entre una marca y otra. La realidad es que hay pocas personas que se acuerdan qué marca es su microondas o su tostador.

En el mercado automotriz me da la impresión que estamos más cerca de ese escenario que lo que originalmente creí.

https://www.milenio.com/opinion/rene-lankenau/ecos-resonancias/conceptos-que-suenan-bonito-pero-que-estan-huecos