¿Cuánto tiempo y dinero durarán los aplausos?

Carlos Puig

Duda razonable

Duda razonable Carlos Puig.

Una parte de la enorme popularidad de la presidenta Sheinbaum, la que ha crecido en los últimos meses, tiene que ver, dicen los que saben, con un fenómeno que no es exclusivo de México, que en inglés se dice: Rally Around the Flag. Los ataques de Trump desde su triunfo electoral a México y a los mexicanos provocan una reacción de rodear a la bandera y a la lideresa del país. Algo similar ha pasado con Canadá en estos meses.

​El efecto Trump, digamos, no ha sido malo para quienes gobiernan los países que calumnia cada vez que pueda. Por lo pronto.

​Ayer en el Museo de Antropología, la Presidenta encabezó un evento para presentar dieciocho programas y acciones del Plan México para fortalecer la economía y el bienestar, para tratar de contrarrestar los efectos de los aranceles anunciado por Trump el miércoles que, es cierto, fueron menos dañinos que lo que algunos esperaban, pero tendrán efectos en todas las economías del mundo.

​Acompañada de su gabinete, frente a muchos empresarios, gobernadores, legisladores, representantes de organizaciones, y más, fue aplaudida, le echaron porras, fue aplaudida más veces y solo por protocolo es que no salió en hombros.

​Los que llevamos unas décadas en esto nos acordamos de tantos otros eventos similares.

​La Presidenta leyó los dieciocho programas. Uno no puede dejar de pensar que todos cuestan dinero. Algunos mucho dinero. Y ahí estaban los empresarios y su representante —es un decir, Francisco Cervantes, en primeras filas aplaude y aplaude y aplaude.

​Aplaudir es sencillo. Lo han hecho en eventos como esos los empresarios hace mucho, mucho tiempo en México y los políticos han —o habían— aprendido que esos aplausos no siempre se traducen en lo que el país realmente necesita: inversión. Inversión de la que sirve de algo en tiempos difíciles.

​Porque nada necesitará más el país y, por lo tanto, el gobierno que ese dinero para navegar los próximos años que serán complicados, porque queda claro cuando uno ve los datos de Hacienda, el Inegi y el Banco de México que no es como que el gobierno tenga mucho dinero en la bolsa para cumplir sin mucha ayuda los dieciocho planes anunciados.

​Además, hay que recordarlo, toda esta necesidad de inversión privada en un país y un momento en que nadie sabe qué pasará con el Poder Judicial y se intuye que eso no va a quedar bien.

​Aplaudir y echar porras es fácil. ¿Y lo que sí importa?
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