
El hipotético plan de Claudia
El Baldón José Miguel Cobián
Yo vivo en una aldea en la zona centro del estado de Veracruz. En esta aldea hay un personaje que a pesar de cargar sobre sus hombros todos los años del mundo, todavía conserva algo de lucidez, y mucha experiencia en política. De ese pozo de sabiduría abrevo cuando tengo dudas respecto del comportamiento de algún prominente político, como ha sido el caso de nuestra presidenta de la República, quién en mi opinión ha cometido errores garrafales al subirse al ring contra el abogado de Ovidio, e incluso asistir a Sinaloa con su amigo el gobernador Rocha a algún evento, en medio de la lucha declarativa.
Encontré a mi amigo José Enrique Bustos preparándose para dormir, una tarde dominguera a las seis de la tarde. Enrique estaba sopeando un cocol en un delicioso atole que le preparó su también anciana esposa, y en ese momento le pregunté qué pasaba con la presidenta. Me parecía que se estaba exponiendo mucho, ella como persona y al país en su conjunto, ante la urgencia del presidente Trump de frenar el poder del crimen organizado en el país.
En un momento de lucidez que tuvo Enrique, en medio de su incipiente demencia senil, me dijo que no, que Claudia está jugando ajedrez de muy alto nivel. Me hizo recordar que tiene encima la espada de Damocles que representa la revocación de mandato. Amenaza que le otorga mucha fuerza para perjudicar al sexenio actual al expresidente López Obrador, quien por cierto, fue quien escogió a la mayoría de senadores y diputados federales de morena, gobernadores de morena y del verde, e incluso infinidad de diputados locales.
Por ello, Claudia vive una presidencia muy acotada en cuanto a su poder político. Pues incluso, aunque ha querido avanzar en el liderazgo de su partido, es Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente quien controla el partido en el poder.
Habiendo dejado claro que Claudia está limitada por todos lados para ejercer un poder acorde a su criterio, me cuenta Enrique, mientras se le escurre un poco de atole en la comisura de sus labios, ella está jugando con las cartas que le han tocado. Así, al actuar casi como defensora del Mayo, reclamar los acuerdos del gobierno americano con Ovidio, a pesar de su historia criminal, acudir a Sinaloa a defender al gobernador Rocha, hablar bien de Adán Augusto, exonerar a Cuitláhuac por los faltantes de cuenta pública en Veracruz, etc., lo que está haciendo es preparar su pretexto máximo, ese que hará que el expresidente no busque su cuello en la revocación de mandato.
Imaginemos que Estados Unidos decide entregar al gobierno mexicano la famosa lista Marco, esa que presuntamente elaboró Marco Rubio poderoso secretario de estado americano. Y que en esa lista están los nombres de prominentes senadores, diputados federales y locales, empresarios, gobernadores, altos mandos del ejército, jueces y magistrados, etc., y que la presión de Estados Unidos es tan grande que puede poner en peligro la seguridad nacional, en caso de no atender sus peticiones.