Con ello, aparte de distraer sobre el posible atraco a los votantes en las cámaras consistente en conformar una mayoría que los del gobierno de la transformación que no fue nunca ganaron en las urnas, se crea la ilusión de que el llamado “segundo piso de esa transformación que no fue y, me atrevo a decir, tampoco será en el próximo sexenio, será conformado por especialistas que aplicarán sus conocimientos y talentos para realizar lo mejor posible la encomienda asignada.
Y ello es una ilusión, porque ante el entusiasmo generado por los extensos currículos de los designados, se pasa por alto que no se van a mandar solos y que quienes los han designado, aunque cuenten también con grandes estudios, tienen una carga ideológica tan alta que se confunde con una religión.
Y es que, cuando la fe (cualquiera que sea) se impone sobre la ciencia y la razón, no hay grado académico ni estancia en el extranjero que logre mudar mínimamente un postulado surgido del dogma en el que se creé o del que se vive.
El mejor ejemplo de lo que mencionado lo encontramos en Kim Jon-un que fue educado en Suiza y volvió a su país para decir que nadie esperase un cambio por mínimo que sea en la dictadura de su país, cosa que hasta la fecha ha cumplido cabalmente.
Ese mismo discurso es el que hemos escuchado de la candidata triunfante en la pasada jornada electoral, quien tanto de palabra como con hechos ha demostrado que no va a cambiar ni un ápice de la política dictada por su mentor; siendo la muestra más palpable de lo señalado el que va a continuar con la militarización de la Guardia Nacional a pesar de que cuando fue gobernante local presumió una policía civil relativamente efectiva.
En pocas palabras, los estudios y experiencias van a servir de algo siempre y cuando no vayan en contra de un dogma de los muchos que tiene incrustados en su mente la futura titular del ejecutivo federal replicándose lo mismo a nivel local en los estados ganados por el oficialismo.
Y, en consecuencia, la pléyade de ilustres designados hoy con bombo y platillo o se someten y nadan de a muertito durante el sexenio o se marchan del gobierno frustrados; tal y como sucedió con las personas más preparadas que tuvo López al iniciar su administración.
No cabe lugar para crearse falsas expectativas sobre algo que con hechos está demostrado que no va a suceder.
Sheinbaum se formó académicamente en los Estados Unidos de América, país en el que se invierte muchísimo dinero en infraestructura y cuando gobernó a la Ciudad de México no tuvo el menor reparo en aplicar a rajatabla los recortes presupuestales que son el sello de la casa del movimiento en el que milita, ni mucho menos lo tuvo e reconocer que los accidentes fatales que sucedieron se debieron a la aplicación de los mismos y cuando se lo dijeron los especialistas internacionales que contrató, los desconoció olímpicamente.
Así que no queda más que ser conscientes que eligieron al dogma sobre la ciencia y eso, a menos que el poder judicial en su rama electoral haga respetar el voto ciudadano, es lo que va a haber.
Twitter: @FelipeFBasilio
LAS IDEAS Y OPINIONES AQUÍ EXPRESADAS SON RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DEL AUTOR Y NO NECESARIAMENTE REFLEJAN EL PUNTO DE VISTA DE REVISTA REPUBLICA.COM.MX.