La impunidad y la nueva moral

PLANA MAYOR   Gaudencio García Rivera

 

 

Es común en Veracruz que cada tres o seis años se sumen nuevas capas de millonarios. Es un círculo vicioso del intríngulis del aparato político. La nueva moral pública es de ‘dientes para adentro’.

 

Las exhortaciones y advertencias de Orfis y las comisiones garantes de la Legislatura local a los alcaldes y ex funcionarios del saliente régimen de Cuitláhuac García suelen ser como las misas. Un manto de impunidad los cubre.

 

Una muestra de quienes no pudieron resistir la tentación de meter la mano en la caja –en algunos casos metieron el brazo entero– de las arcas públicas se hizo patente e inocultable por el monto de los botines de los sexenio del expriista Javier Duarte, el expanista Miguel Ángel Yunes Linares y el morenista Cuitláhuac García.

 

Son los affaires más notables en los últimos 16 años de las transiciones históricas del PRI, PAN y Morena. Pero la corrupción de los gobiernos en Veracruz se hizo más evidente con Agustín Acosta Lagunes (1980/86), Dante Delgado (1988/ 92), Patricio Chirinos Calero (1992/98), Miguel Alemán Velasco (1998/ 2004) y Fidel –‘Tío Fide’- Herrera Beltrán (2004/ 2010).

 

Fernando Gutiérrez Barrios, el hombre leyenda de la Ciudadela, fueron nimiedades que no pusieron en riesgo las arcas del gobierno del Estado como las de sus predecesores. Y fueron aclarados los presuntos daños.

 

El cuatrienio de Dante Delgado Rannauro (1988/92), se vio opacado por las acusaciones de desvíos de recursos públicos que promovió Patricio Chirinos en un acto de revanchismo político del entonces presidente de la república, Ernesto Zedillo (1994/ 2000).

 

Dante fue exonerado por la justicia, pero quedó la duda y la sobra de la honestidad por haber prescrito los delitos que acusaban al exgobernador de Veracruz.

 

Pero retomando ‘El Jibarito’ del año de ‘Hidalgo”, -como dice la canción popular del puertorriqueño Rafael Hernández en ‘Lamento Borincano’- el gobierno en turno de la morenista Rocío Nahle García no ha hecho un pronunciamiento que garantice el combate a la corrupción de los funcionarios salientes que provocaron sonoros hoyos financieros en la administración estatal.

 

Es la fecha, que doña Rocío no ha dicho o ha dado la orden a las instancias oficiales para recuperar los quebrantos patrimoniales que dejaron Javier Duarte y su excónyuge Karime Macías-más las deudas millonarias por pagar a los proveedores en general-, Miguel Ángel Yunes Linares y el morenista Cuitláhuac García.

 

‘El bailarín’, quien pensó que el imaginario colectivo era ingenuo o padecía del síndrome de Alzheimer, se pitorreaba recurrentemente de que no era «igual» a los panistas y priistas, pero al final de la escenario resultó peor que sus adversarios. Burdo y patán como el talibán de Macuspana, su patrón y protector de la ‘honestidad’.

 

Resultaron ser unos auténticos depredadores de las arcas públicas -los saqueadores de Alemán y Fidel se quedaron cortos-, dejaron un desastre en las finanzas públicas de Sefiplan. Y no ha habido reparación del daño causado por el PRI, PAN y Morena.

 

Salvo los bienes que la FGR le incautó a Duarte, pero a Yunes Linares y a García Jiménez, no les han asegurado bienes patrimoniales o el congelamiento de sus cuentas bancarias.

 

Se fueron como ‘El Jibarito, locos de contento’, pero sin que la FGR le eche el guante porque hay un manto de impunidad o salvoconducto para no tocarlos ni con el pétalo de una rosa.

 

En este epílogo, el líder de la Junta de Coordinación Política y de la bancada morenista de la Legislatura local, Esteban Bautista Hernández, llamó a los alcaldes que terminan su mandato este año a no caer en la avaricia.

 

Pero no todos han expiado sus pecados. En municipios grandes y pequeños los ciudadanos han sido tentados para meter las manos y los brazos al cajón de las finanzas o a los negocios encubiertos que realizaron al amparo del poder municipal.

 

El imaginario colectivo advierte que el Congreso local tiene las herramientas necesarias para aumentar las sanciones de por vida a los alcaldes y exfuncionarios cuitlahuistas que desasearon su gestión.

 

No hay congruencia entre el discurso oficial y la praxis. Es absurdo y raya en el cinismo que los principales operadores de

Cuitláhuac hayan sido recompensados por doña Claudia Sheinbaum.

 

Juan Javier Gómez Cazarín Roberto Zenyazen Escobar García y José Luis Franco, se burlan de la justicia porque hay un manto de impunidad que los protege desde la asimetría del poder público.

 

El líder cameral, es un buen hombre bien intencionado, pero tendrá que actuar con mayor energía para evitar que la mayoría de los alcaldes salgan como ‘El Jibarito’, con las alforjas repletas del dinero mal habido.

 

Los círculos viciosos de la corrupción deben desterrarse desde la raíz con un auténtico zar anticorrupción que no sea de simulación y sepulte para siempre el popular ‘año de Hidalgo’.

 

Comentarios a gau41@hotmail. com

 

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