LOS CHAQUETEROS 18 de julio de 2025

Los Políticos  Salvador Muñoz

 

Con casi una decena de alcaldes electos que ganaron con la oposición, y ahora ya saltaron a Morena, queda en claro algo: las elecciones no las deciden los ciudadanos, en este caso, las decide Esteban Ramírez Zepeta.

El juego post electoral en Veracruz deja más sabor a caballito de mezcal barato que a triunfo democrático. Sí, Morena y su dirigente Esteban Ramírez Zepeta podrán presumir números, pero en el fondo, lo que exhibieron fue una estrategia digna de baraja trucada: si no ganas en las urnas, lo arreglas en el escritorio.

Así, lo que parecía una victoria terminó siendo un festival de “chaqueteros” brincando de partido como si cambiaran de camisa en carnaval.

Y mientras Morena iba de la mano del PVEM, con un logo verde que poco o nada pesó, el PT decidió lanzarse solo… y ¡zas!, le fue mejor de lo que muchos esperaban.

Movimiento Ciudadano hizo lo propio: sin alianzas, con un discurso fresco y, al menos en apariencia, sin necesidad de cargar con el lastre de Morena ni sus prácticas. Ambos demostraron que, aunque no arrasen en los números, sí pueden ganar algo mucho más valioso: credibilidad.

Lo interesante es que Morena, pese a ostentar el mayor número de alcaldes electos, apenas alcanzó el millón de votos.

Al parecer, el millón de afiliados que pretendía entregar Morena al CEN de su partido, todo indica que no los cubrió. Luego entonces, se podría estar hablando que esa etapa de afiliación que los candidatos de Morena utilizaron para promoverse sin que pareciera “campaña por Adela”, sirvió para nada.

Agregue que, a mayor número de alcaldes electos chaqueteros que salten a Morena, es más obvio que esta elección fue una derrota para Zepeta.

Y aquí viene lo jugoso: cada alcalde que brinca a Morena después de haber ganado con la oposición no suma votos ni legitimidad, solo confirma la narrativa de que Zepeta juega al estilo Jalisco: si no gano, arrebato. Pero lo que más preocupa –o divierte, según el humor del día– es que esta política de fichaje post-electoral exhibe debilidad más que fortaleza. Porque, al final, ¿de qué te sirve tener un ejército de alcaldes si la tropa está llena de desertores de otros bandos?

El PT y Movimiento Ciudadano entendieron algo que a Morena se le fue de las manos: no todo es sumar por sumar. A veces, menos es más. Y a veces, ganar es perder. Porque cuando las urnas hablan y los escritorios corrigen, el que paga la factura es el ciudadano. Y ése, créanlo, tiene memoria más larga que la lista de chapulines que Zepeta presume como trofeos.