Notimex, el Insabi… ¿autocrítica?

Diego Petersen Farah

Articulo

Opinion Diego Petersen Farah 

Hay muchos otros rubros donde los resultados no son buenos o son pésimos, como ciencia, migración, cultura, y la lista puede seguir, pero cuando los logros en la economía familiar, y sobre todo en las urnas, son tan buenos, nadie en el Gobierno piensa en los problemas, sino en administrar las glorias.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.

“Lo que hizo López Obrador está muy lejos de ser una evaluación crítica de su Gobierno, es sólo un gesto de falsa humildad que ayuda para el discurso”. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

El presidente se puso “autocrítico” y comentó que en el caso de Notimex fue un error haberlo desaparecido. Reconoció que les faltó diálogo. Respecto al Insabi dijo que no fue lo que ellos pensaban, pero que rápidamente corrigieron y que ahora sí, en septiembre todo habrá quedado resuelto (Dinamarca a la vista, otra vez).

Los gobernantes no suelen ser autocríticos y menos en público. De hecho, lo que hizo López Obrador está muy lejos de ser una evaluación crítica de su Gobierno, es sólo un gesto de falsa humildad que ayuda para el discurso. El riesgo para Morena y el movimiento que encabeza el Presidente López Obrador es que efectivamente crean que lo único que hay que evaluar críticamente en este Gobierno es que hicieron pedazos a Notimex o que el Insabi fue un pequeño tropiezo.

El daño en el sistema de salud es mayor. Con la excusa de acabar con la corrupción (que ni siquiera eso sucedió, pues sólo cambiaron de proveedores) compraron menos medicinas y a un precio mayor, como lo demostró Nayely Roldan en un reportaje para Animal Político*. Más allá del falso discurso anticorrupción, en este sexenio se rompió el récord del número de recetas sin surtir en el sector salud, lo que obligó a las familias a aumentar 40 por ciento su gasto en compra de medicamentos. Esto es, no sólo falló el Insabi; el fracaso de este Gobierno en salud es generalizado.

En seguridad sería injusto medir los resultados de esta administración comparándolos con las promesas del Presidente, que ofreció pacificar el país en seis meses después de la aprobación de la Guardia Nacional, luego en un año, luego pidió seis meses más. Son promesas incumplibles. El problema es que, ante la falta de resultados en la pacificación y que a pesar de los abrazos seguían los balazos, desde mediados del sexenio se dedicó sólo a administrar el problema, a presentar cifras de la reducción, marginal, pero reducción al fin, de los homicidios. Pasamos de un promedio de 100 muertes violentas al día en los últimos años de Peña Nieto a 81 con López Obrador. Ahora bien, si agregamos a esto 24 personas desaparecidas y no localizadas por día (uno cada hora) en este sexenio no podemos decir que la paz y la seguridad estén mejor.

Pemex es el otro gran fracaso del Presidente López Obrador. No sólo estamos por debajo en todas las metas propuestas, -producción, refinación, ingresos, deuda- sino que la gasolina que consumimos los mexicanos cuesta casi el doble de lo que pagan en este momento los estadunidenses: el precio de la gasolina regular aumentó 22 por ciento en el sexenio, si lo medimos en pesos y 30 por ciento, si lo medimos en dólares. El problema es que con un petróleo mucho más barato a nivel internacional los consumidores terminamos pagando la ineficiencia de Pemex.

Hay muchos otros rubros donde los resultados no son buenos o son pésimos, como ciencia, migración, cultura, y la lista puede seguir, pero cuando los logros en la economía familiar, y sobre todo en las urnas, son tan buenos, nadie en el Gobierno piensa en los problemas, sino en administrar las glorias.