

#LineaCaliente Edgar Hernández*
Como el gobierno de las ocurrencias es calificado el incipiente mandato de Rocío Nahle.
Tras el generalizado repudio al anuncio de reemplacar todo el transporte privado en el estado, queda bajo sospecha cuál será el destino de los cientos de millones de pesos que ingresarán en unos meses más a las arcas públicas luego de disponer tan lesiva decisión atentatoria al bolsillo de los veracruzanos.
Su novel gobierno transita de un yerro a otro.
Ya veníamos de la imposición, de risa loca, a las nuevas tarifas a los taxistas de ¡14 pesos! la cual horas después reculó, cuando ahora, por razones de “seguridad” impone el reemplacamiento generalizado de 1.4 millones de vehículos de autotransporte -en Xalapa el parque vehicular alcanza los 200 mil autotransportes-.
Todo por razones de seguridad.
¿Es que la seguridad y fe en los datos se da con la engorrosa tramitología cuando se dan de alta tus placas en donde te piden hasta el acta de defunción?
Ya su amigo del alma -es sorna- el senador moreno Manuel Huerta la llamó a procurar que las finanzas públicas se «nutran» pero no a partir de endeudar, de vender la soberanía y mucho menos cargarla la mano al pueblo con impuestos o derechos “que es lo que se pretende la gobernadora Nahle”.
Incluso le recuerda que “cuando López Obrador fue jefe de gobierno del entonces Distrito Federal emitió placas gratuitas a los ciudadanos y se les entregaron en sus propios domicilios”.
Para transitar a la pretendida digitalización, vía “chips” no se necesita la reposición de placas vehiculares, menos la aplicación de nuevas tarifas que incluyen a las motocicletas, solo ordenarla.
Ya mismo se preguntan quienes adquirieron sus autos, camiones o todo tipo de autotransporte este año, si de nuevo en seis meses más van a volver a pagar por el reemplacamiento.
Cuestionable además cuando esta dama de origen zacatecano asegura que no son medidas con fines recaudatorios.
¿Es entonces una donación?
Peor aún si con el cobro de derechos o impuestos nuevos los destina a ocurrencias como “invertir” 62 millones de pesos en la remodelación de su Palacio de Gobierno, obra que por cierto entregó -según hizo público ayer el sagaz reportero Noe Zavaleta- “a su constructor consentido”.
En la nota se confirma que los contratos “los otorga la tía Chío -sin concurso- a su cuatísimo Jaime Gayosso Moreno, dueño de JG Construcción, Supervisión y Mantenimiento S.A. de CV, quien además hizo la remodelación de Casa Veracruz por 2.6 millones de pesos y la del departamento de San Pedro Garza García, Nuevo León. Ese que le compraron a los peques cuando estudiaron en Monterrey, pero que siempre lo negaron”.
Hoy obligado preguntarle ¿Cuál será el destino de la recaudación millonaria por el reemplacamiento?
Está comprobado que la Nahle más se ocupa en tirar rollos y más rollos que razones para confundir a los veracruzanos a quienes ahora tuerce el brazo al imponer el reemplacamiento.
Serán cientos de millones de pesos lo que ingresarán a las arcas sin la certeza de cuál será el real destino de esos dineros que saldrán de los bolsillos de los usuarios.
En realidad habría que concluir que así han sido sus últimos ocho meses de gobierno, sin argumentos, ni explicaciones mas allá de las ocurrencias.
Para muestra muchos botones.
Observemos sus argumento cuando se le exige rinda cuentas por Dos Bocas y acude a que es la obra más auditada sin que aborde los contratos sin concurso para su familia y compadres o que aclare el espinoso asunto de las refinerías del Huachicol «son aceiteras no refinerías» o cuando evade al General Eduardo León Trauwitz quien la acusa de usar información para «maximizar» huachicol en México.
“Solo lo vi una vez”, respondió pírricamente.
El suyo es un mandato de ocurrencias al llamar a la ciudadanía para que permita que la policía entre a sus hogares para aprehender delincuentes o acusar sin prueba alguna al partido Movimiento Ciudadano de estar ligado al crimen organizado o dar el esquinazo cuando se trata de señalar las raterías que denuncia la ASF en contra del atarantado Cuitláhuac García por 700 millones.
Vaya, el colmo fue llevar en días pasados a Claudia Sheinbaum a Coatzacoalcos para inaugurar un hospital que ha sido inaugurado tres veces.
El de Nahle es un gobierno de palabrería, sin argumentos, que parte del convencimiento de que sus gobernados somos una bola de estúpidos.
Ya vendrá en unos meses más la consulta ciudadana para la Revocación del Mandato y veremos, dijo el ciego.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo