Tiempos de transición

Carlos Tercero

Tercero Interesado

Tercero Interesado  Carlos Tercero

Pasada la elección, se respira un nuevo aire; poco a poco va quedando atrás la polarización y el debate de confrontación que se había apropiado casi de cada espacio de interlocución social, comunitaria e incluso familiar; sin embargo, el protagonismo excesivo e irresponsable de algunos personajes con ansias de novillero y nula sensatez política, han puesto en riesgo la estabilidad macroeconómica del país; esperemos que en adelante privilegien la serenidad y cordura por encima del arrebato de hacer declaraciones, obedeciendo más al impulso de un lucimiento personal que al interés nacional.

La elección del pasado dos de junio, ha sido un parteaguas en muchos aspectos de la vida política de México, comenzando por la relevancia histórica de elegir a la primera mujer como Presidenta de la República. Otro de sus rasgos, es la desaparición del registro nacional del Partido de la Revolución Democrática-PRD, para muchos, punto de partida de la izquierda organizada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y el propio Andrés Manuel López Obrador, partido que posteriormente sería el origen político de Morena. El agotamiento del sistema de partidos es evidente y aún más, del estilo de dirigencia de aquellos institutos políticos, que se han apartado abismalmente de la base social.

La doctora Sheinbaum, ha dado muestra de talante estadista al salir pronto y dar la cara ante la inestabilidad en los mercados financieros y refrendar que la política hacendaria tendrá continuidad bajo el mando del Secretario Ramírez de la O; al establecer comunicación directa (en inglés) con el Presidente del Banco Mundial y con la Directora General del Fondo Monetario Internacional, acompañada por uno de sus mejores activos, el doctor Juan Ramón de la Fuente, lo que augura mayor presencia de México en el mundo y con ello más del mundo en México.

En cada periodo de transición del Gobierno Federal, en mayor o menor medida, invariablemente se presentan tensiones. En el caso del cambio sexenal a concretarse el próximo primero de octubre, rayan en el exceso quienes han intentado comparar la problemática actual con la crisis del 94 en la transición Salinas-Zedillo, conocida como “el error de diciembre”, que tuvo condiciones totalmente distintas a las circunstancias actuales del país; en aquel entonces, el origen fue la falta de reservas internacionales y en este sentido, el Banco de México dio a conocer en enero de este año, que en 2023 alcanzamos un nivel histórico con activos internacionales por 212,762 millones de dólares (mdd), lo que representó la tercera mayor acumulación de divisas desde 2014 y, para el siete de junio de este año la cifra se elevó a 219,273.4 mdd.

Lo anterior, muestra claramente que el nerviosismo de la bolsa y la volatilidad cambiaria de los últimos días son expresiones propias de la actividad financiera y que se dan en un entorno de contundencia democrática, recordando a todos que la microeconomía decide aunque la macroeconomía se altere; en otras palabras, fue precisamente el beneficio microeconómico en millones de familias mexicanas, lo que les impulsó a respaldar el proyecto de nación que consideraron más acertado para el país, que en números representa el que casi 36 millones de mexicanas y mexicanos, más del 60% de los que participaron en la elección, consideran a la virtual Presidenta de México como el más contundente acierto para dirigir al país y con ello, tomar las riendas de su macroeconomía.

Adicionalmente, se debe considerar que la fortaleza sostenida del peso está expuesta a presiones, sobre todo de la magnitud de un cambio de gobierno en México o el proceso electoral y alza de tasas de interés en Estados Unidos, que hábilmente empresarios e inversionistas aprovechan para potenciar utilidades, resultado de la especulación e inestabilidad bursátil y de la paridad peso-dólar.

Es momento de superar las diferencias y confrontaciones inherentes al proceso electoral, incluso de hacer a un lado agravios y dar valor a la unidad nacional; nos conviene a todas y a todos, a final de cuentas, para quienes no coinciden o peor aún, para quienes ni siquiera participaron, en tres y seis años habrá nuevas oportunidades de batalla, de toma de decisión democrática.

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