Leyendo a Zedillo

Fabrizio Mejia Madrid

Opinion

Al final Zedillo es un resultado de su momento: un economista mediocre, un político desastroso que prefirió nunca reconocer a la oposición en Tabasco y Yucatán a dar por perdido al PRI y que, a decir, de Francisco Labastida, el candidato que perdió contra Fox, Zedillo habría negociado el cambio hacia el PAN por el préstamo de 20 mil millones de dólares al Gobierno de Estados Unidos en 1995.

Pronto su visión histórica tan compacta que hasta evita nombrar a Porfirio Díaz, le da paso a la intención de su empeño ensayístico, que es despotricar contra la elección de juzgadores este primero de junio, algo que es parte de la Constitución y que fue respaldado en las urnas por 36 millones de ciudadanos. Sin embargo, como las mayorías siempre se equivocan y eligen dictadores, sobre todo cuando no me eligen a mí, pues Zedillo se permite ir contra el mandato popular del Plan C. Pero, primero, tiene que hablar bien de sí mismo y de la designación a dedo que hizo de la Suprema Corte de Justicia a inicios de su sexenio. Hay que recordar que el 1 de enero de 1995 Zedillo cerró la Suprema Corte durante un mes. No tuvimos poder judicial federal durante ese lapso en que el Presidente cesó a los 26 ministros y nombró a dedo a unos nuevos que le aceptaron los del PRIAN. Él decidió eso como un autócrata. Después de todo, el Senado que convalidó ese golpe de Estado era del PRI: de 128 senadores que integrabanla Cámara Alta, las dos terceras partes eran 85 senadores y el PRI contaba con 95. Hablando de sobre representación. El doctorazo Zedillo omite decir, por ejemplo, que la oposición, el PRD, abandonó el Senado encabezada por Heberto Castillo. Según Zedillo, él fue y negoció con los grupos parlamentarios. Una vez más el PRIAN niega ser el PRIAN, algo que hasta su última candidata niega calderónicamente. De 26 ministros de la Corte, Zedillo nomás dejó once y sólo dos repitieron en el cargo: Juan Díaz Romero y Mariano Azuela Güitrón, ambos aprobaron cuando el demócrata Vicente Fox mandó desaforar a Andrés Manuel en 2005. A Zedillo que le parece que antes vivíamos en el Edén Democrático, el Senado, controlado por el PRIAN, le aceptó íntegra la lista de nuevos ministros, algunos de ellos, como Salvador Aguirre Anguiano, eran tan independientes que eran miembros del PAN. Su jugarreta, que coqueteó con el golpe de Estado o el fujimorazo, como le llamaron algunos en esa época, tenía como objetivo que el Presidente Zedillo tuviera control directo sobre sus once elegidos con los que podría sobreponerse a cualquier decisión de los diputados. Esto es porque le dio a la nueva Corte la facultad de decidir sobre inconstitucionalidades. Temiendo que la opisición creciera en la Cámara de Diputados, Zedillo nombró la nueva Corte para tener control sobre las leyes que se iban a aprobar.