Trump, Ebrard y los amagues por venir


Al respecto…    Alejandro Aguirre Guerrero

No pasa quincena sin que Donald Trump (fiel a su estilo desafiante y ambiguo), amague al gobierno mexicano con algún arancel o amenaza por temas de migración o tráfico de fentanilo y así, a la par (de manera velada), aumenta la exposición de Marcelo Ebrard con miras hacia el 2030.

Si bien es cierto, aún falta mucho para los tiempos de sucesión (y lo que piense Trump o quien lo releve en el poder poco influya en quien se adueñe de la candidatura cuatroteísta), nada mal le cae al titular de economía jugar constantemente en una arena de tanta exposición mediática.
De igual forma, a la par que crece la aprobación a las decisiones de la presidenta Sheinbaum sobre la relación con Trump (y su forma de lidiar con él), de la misma manera aumentan los méritos que Ebrard pudiera necesitar rumbo al 2030, si es que desea continuar con ese plan.
Pero no es el único que pudiera crecer derivado de los exabruptos trumpistas, también está Juan Ramón de la Fuente, quien a pesar de su moderada y discreta (pero efectiva) forma de conducirse, sube sus bonos frente a la presidenta, pues carece de opciones sucesorias.
Además, la existencia de la oficina especial para combatir los embates de Trump (cuya existencia revelé en esta columna desde su creación), ha crecido en instalaciones, personal y acciones, mismas que son coordinadas desde la cancillería y la embajada de México en EE. UU.
Hay quien dice allá, entre la clase política estadunidense conocedora de la relación bilateral, que fuera de cualquier parafernalia trumpista (a la que ya estamos acostumbrados), el magnate realmente reconoce y respeta a Sheinbaum y, en buena medida, a los aportes del secretario de Economía, del embajador Moctezuma y del canciller.
El arancel del 17 por ciento al jitomate mexicano (dando por finalizado el acuerdo de 1996, donde se le exentaba de dicho impuesto), será un tema que pondrá otra vez a prueba los encantos de Ebrard y De la Fuente, aunque por lo pronto esa cuota se aplicará, pues se cree que afectará más a los “gringos” que a los mexicanos, situación que los obligaría a recular.
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.