AQUEL GRAN PORFIRIO DIAZ

Gilberto Haaz Diez

Acertijos

Acertijos   Gilberto Haaz Diez 
De Porfirio Díaz se han escrito libros a favor y en contra. Algunos lo llaman héroe y otros, villano. Es una figura de la historia de México, donde hay contrastes, claroscuros, sol nebuloso y nubes borrascosas. Sus restos descansan en París, donde a una tumba con la bandera mexicana, le ponen flores alguno que otro mexicano porfirista que por allí deambulan.  En el cementerio de Montparnasse, en París, Francia, allí esta esa tumba olvidada, donde se alcanza a ver un retrato con la imagen de la Virgen de Guadalupe, esa Virgen que también tiene un espacio de rezo en Notre Dame, en esa iglesia catedral donde alguna vez una mexicana, Antonieta Rivas Mercado, enamorada y desconsolada, se suicidó frente al altar, un febrero de 1931, con un tiro al pecho, acto que conmocionó a México por ser ella una figura relevante. Fue hija del famoso arquitecto y escultor Antonio Rivas Mercado, entre cuya obra destaca la Columna de la Independencia de la capital del país y la Victoria que la corona, a la que llamamos Ángel. Algunos señalan que el suicidio fue por el amor a José Vasconcelos. La pequeña cripta tiene grabado en el exterior la leyenda Porfirio Díaz y posee un águila devorando una serpiente. En el interior se encuentra una Virgen de Guadalupe, la leyenda “Porfirio Díaz, 15 de septiembre de 1830–2 de julio de 1915” y un ejemplar de la Bandera de México.
Enrique Krauze, gran historiador mexicano, disertó: Un joven le preguntó si se podía «rescatar» algo de los últimos tres sexenios presidenciales. Krauze apuntó a la economía. «Crece de manera pequeña, pero en términos relativos a América Latina al menos crece». También, comparativamente, señaló que las libertades civiles son mayores. «En tiempos de la represión estudiantil del 68 el presidente era un monarca. La vida política era más opresiva que la de hoy». Pero no dejó de calificar Ayotzinapa como una tragedia histórica emparentada con otros horrores del pasado, como la propia matanza del 68: «Ayotzinapa abrió una herida que en el fondo nunca se había cerrado y que en el fondo creo que nunca cerrará». Y habló de don Porfis, el Porfirio Díaz que revivió y que en Orizaba le fijaron su estatua ante tirios y troyanos. Protestas y aplausos. Siguiendo el hilo de las preguntas de los muchachos, el historiador que ha destripado minuciosamente a todas las figuras de la caudillología mexicana se adentró también en los tiempos de la Revolución y del régimen previo de Porfirio Díaz, del que opinó que existe un juicio exageradamente negativo. «Con él, el país creció económicamente a lo largo de cuatro décadas. El fenómeno material del porfirismo fue positivo. En donde falló mucho es en la política, porque se creía el padre de los mexicanos. No debió quedarse 36 años en el poder. Y fue represor, pero no tanto comparado con lo que vino después. Comparado con las matanzas de los generales revolucionarios, Porfirio fue una dama de la caridad».
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